Kosovo, crisis en cuatro dimensiones

La independencia de Kosovo es aplazable pero no evitable. La independencia de Kosovo representa uno de los dossieres mas complejos en las Relaciones Internacionales ha día de hoy, debido a la multitud de perfiles que se encuentran afectados. Además de los problemas religiosos e identitarios, de gran peso en la región, que pueda causar su independencia –así como los riesgos humanos- el conflicto puede afectar a diversas escalas a nivel internacional:

Nivel interno, por las crisis que pueda ocasionar en Kosovo, puesto que la independencia, pese a ser una propuesta que goza de una gran mayoría a favor, cuenta con detractores.

Nivel regional, puesto que supondría una nueva crisis –o mejor dicho, un aumento de la crisis- en las republicas de la antigua Yugoslavia.

Nivel internacional, puesto que, la independencia de Kosovo afectara indudablemente y por razones de proximidad así como de implicación política a la Unión Europea. El papel de la UE durante este proceso debe continuar con la política actual de tutela, con el objetivo de no tener que lamentar muertes y odio identitario.

Nivel global, puesto que, tanto Rusia como EE UU han reconocido y afirmado sus voluntades con respecto a la independencia. Las posturas actuales, diferentes y divergentes, hacen del asunto kosovar un conflicto mas complejo aun si cabe.

Por tanto, vista a grandes rasgos la complejidad a distintos niveles, hemos de insistir en la necesidad de la UE en seguir implicándose en el “asunto kosovar”, colaborando y trabajando de manera estrecha con la UNMIK (United Nations Misión in Kosovo). La buena gestión del conflicto, por parte de la UE como intermediario y tutor, representa una autentica prueba para la PESC así como para la credibilidad de Europa de cara al conjunto de la Comunidad Internacional.